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Y ahí estaba yo. En el teatro “Her Majestic” de Londres. Desde hace una semana escasa llegué para dar una serie de conciertos. Bueno, mejor dicho, llegamos para dar una serie de conciertos. La orquesta está formada por veintiseis personas. Lo “técnicamente correcto”.
Bueno, pues como bien he dicho, aquí estoy yo. Tocando mi violin. El mismo desde los siete años. No todo el mundo tiene una economía para ir derrochando. Estoy tocando el 4º movimiento de la 9ª sinfonía Antonin Dvorak. No es por fardar, pero me la sé de memoria. Soy bueno, lo sé. No creo que sea momento para ser humildes. Estoy tocando en “Her Majestic” joder.
Mientras toco por inercia me puedo entretener mirando al público como todas las noches. Casi todas caras nuevas. Alguna me suena de noches anteriores. Yo no pagaria (ni aunque pudiera permitírmelo) por ver la misma obra dos veces. ¿O si? Somos buenos ¿porque no? El teatro en Londres es sumamente caro. No sé a ciencia cierta el precio, pero siendo como es; la ciudad más cara en cuanto a cultura, no creo que sea por el precio del periódico. Y por muy interesante que sea, y por mucho dinero que tengas, si además de pagar a diario te duermes como aquel señor de la tercera fila. Yo creo que le sale más barato comprarse el disco.
Acaba el movimiento, y con él la actuación de hoy. Vuelta a la rutina de una aburrida Londres. Que ganas de acabar la dichosa gira. No desprecio la ciudad, bueno, al menos no la desprecio para venir de viaje. Pero para una racha larga y con el dinero justo no es más que una fría ciudad. El problema es que los primeros días ya nos metimos la paliza de ver los puntos de interés turísticos. Lo que le gusta a uno quejarse. Poco a poco. Al acabar la obra bajamos a camerinos. Nos cambiamos con no poco alboroto los veintiseis músicos con relativa separación de géneros y una vez con ropa de calle salimos a contemplar la fría noche Londinense una vez más. Algunos como yo; con el instrumento a la espalda.
Llueve. Mucho. Muchisimo. “Granizo asesino” que se le llama en mi pueblo. No sería mala idea pillar un bus. Que conste que aún hay urbanos aunque sea de noche. ¿el porqué? porque en esta ciudad es de noche a las 7 de la tarde. No queda lejos la parada. Pero hoy no me libro de mojarme. La vida no es esperar a que pase la tormenta, es aprender a bailar bajo la lluvia.
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