- Has estado en Rohan, por lo que veo. También sobre ese país hay cosas que me gustaría preguntarte; porque muchas de las menguadas esperanzas que aún alimentamos dependen de lo hombres de Rohan. Pero me estoy olvidando de mi misión, que consistía en responder primeramente a todo cuanto tú quisieras preguntarme. Bien, que cosas te gustaría saber, Maese Peregrin?
- Mm... bueno -dijo Pippin-, si me atrevo a decirlo, la pregunta un tanto imperativa que en este momento me viene a la mente es... bueno ¿que noticias hay del desayuno y de todo el resto? Quiero decir, no sé si me explico, ¿cuáles son las horas de las comidas, y donde está el comedor, si es que existe? ¿Y las tabernas? Miré, pero no vi ni una sola en todo el camino, aunque antes tuve la esperanza de disfrutar de un buen trago de cerveza en cuanto llegásemos a esta ciudad de hombres tan sagaces como corteses.
Beregond observó a Pippin con aire grave.
- Un verdadero veterano de guerra, por lo que veo -dijo-. Dicen que los hombres que parten a combatir en países lejanos viven esperando la recompensa de comer y beber; aunque yo, a decir verdad, no he viajado mucho. ¿Así que hoy todavía no has comido?
El Señor de los Anillos: El Retorno del Rey
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