sábado, 28 de enero de 2012

Seguidme, no me sé el camino (2)

Tras conducir un rato, comprobamos que la gente es respetuosa al 99% (siempre hay algún despistado) cuando está al volante. Hasta se paran cuando tienes que incorporarte o adelantar en la autovía. Eso si, no se puede conducir a una velocidad normal, a 140 y la gente te adelanta. Eso es otro mundo. Señales que marcan 130 como velocidad máxima y zonas en las que está la señal tachada donde puedes ir a la velocidad que prefieras. Eso si, si de pronto aparece una señal de 80. TODO el mundo se pone a esa velocidad. Por cierto, nuestro navegador quedó bautizado como Natalie, en honor a la azafata “tan agradable” que tuvimos en el avión. Es de esas personas que tienen un cartelito en la frente que dice: “me gusta mi trabajo”, pero en la nuca tiene escrito: “por los cojones”. Al llegar a Colonia tuvimos mucha suerte, ya que encontramos aparcamiento casi a la primera, por cierto, aquí se paga para aparcar en la calle, como en España la zona azul, pero aquí es zona azul en todos sitios, no nos pilló por sorpresa, En la agencia ya nos lo dijo la muchacha, This is Germany.

Llegamos al albergue. Al llegar a la puerta y subir en el ascensor las primeras imágenes parecían casi de una casa en obras. Pero nada más lejos de la realidad. Por dentro era una pasada. En recepción, la dueña nos recibió súper amablemente. Nos dio unos papelitos para rellenar y nos explico todo en perfecto ingles. Tanto Acerca del albergue, como acerca de de la ciudad, zonas para comprar, zonas para salir, zona cultural, hasta el tipo de billete para tranvía que nos venia mejor, y todo sin que ni siquiera le preguntáramos.


En el salón cocina conocimos a gente de todos sitios del mundo. La gran mayoría viajaba de aquí y allá durante meses, supongo que algo parecido un año sabático (que ya hay que tener pasta para poder hacerlo). Por primera vez he hablado ingles (hablado dice… jaja) mas o menos para mantener conversaciones acerca de cualquier cosa.

Compartimos habitación con un colombiano que vivía en nueva York, un holandés filosofo que le gustaba el punk, un filosofo italiano y otro que se supone que era de Afganistán, pero pasaba por perfecto escocés pelirrojo (por cierto, iba a su bola, no cruzamos palabra con él).


Tras cenar y ducharnos (y comprar cerveza (barata de cojones)). Nos fuimos a descansar un rato y mi hermano el fisio se puso con el señor M (más bien con sus rodillas).


En primer momento, cuando fuimos a comprar al Supermercado, el holandés filosofo nos pidió que le compráramos cerveza a la cual, cuando nos preguntó que nos debía le dijimos que nada (fue como 1,5 euros).

Rato después de descansar nos fuimos otra vez al salón comedor donde conocimos al resto de habitantes del albergue. La australiana que cuando le preguntamos el porque de venir a Alemania nos dijo que para aprender alemán (así de simple). Nos contó sus anécdotas de cuando condujo por primera vez por la derecha “rotonda por la derecha!! Oh my god”. Algún otro italiano y otro colombiano (que por cierto no nos habló en castellano hasta la mañana siguiente) otro italiano, y hubo otra persona que se limitó a tocar la guitarra de forma bohemia toda la noche.

También nos acompañaron el colombiano que vivía en nueva York, el italiano filosofo y el chico holandés, que cuando nos vio se levantó y dijo: voy a comprar cerveza! Y se fue. Y al rato vino con cerveza para nosotros. Hablando con el holandés, conocía casi mas grupos de punk de España que yo. Me quedo con muy bueno recuerdos de esa noche y una gran variedad de conversaciones de música, política y anécdotas de viajes de unos y otros. Simplemente….woao. Nos acostamos un poco tarde incluso para no haber dormido prácticamente nada las noches anteriores, pero mereció la pena.

A la mañana siguiente totalmente recuperados. Comimos un poquito nos despedimos de la gente. Y rumbo a ver “Köln”. Hay una gran cantidad de iglesias y catedrales. No se, pero creo que desde que me ley “Los pilares de la tierra” las veo de otra forma. Siento que no diga nombre ni mucha más información sobre ellas, pero no tengo tan buena memoria. El único problema es que teníamos que volver a pagar el parquímetro del coche, porque no nos dejaba pagar para tantas horas. Por lo que nos limitaba mucho. Y tuvimos que volver para pagar de nuevo.

Por la tarde otra ligera ojeada al centro, pero como había que hacer unos 100 km decidimos salir antes por lo que pudiera pasar en el camino. Cuando llegamos a Dortmund, por poco nos quedamos sin cenar. Es una cuidad fantasma. No hay absolutamente nada. Una ciudad con más de 40 teatros y una opera famosísima, pero nada más. Ciudad totalmente industrial, donde la gente va a currar y se vuelve a su ciudad de residencia. A las 8 todo cerrado. Y ni un alma por la calle. Preguntamos por la calle donde había un supermercado, y se limitaban a decir, supermarket? In Dortmund? No. Y de pub ni hablamos. No nos pillaba muy de sorpresa, pero tampoco nos lo esperábamos tan radical. La australiana ya nos lo dijo la noche de antes. Why dormunt?. Anything in dormunt!! Anything? Anything!




Al final tiramos de la comida de siempre, de la menos saludable, pero te sacan de un aprieto. McDonald y kebab. (Madre de dios lo que picaba el kebab), por supuesto acompañado de cerveza. Ya he probado mil tipos distintos en los días que llevo aquí. Sinceramente echo de menos un refresco de naranja por ejemplo. Pero es que un litro de cerveza no te cuesta ni 80 céntimos prácticamente. El caso es que cenamos en la habitación y contratamos un par de horas de Wi-Fi. Mayormente para informarnos sobre el atentado en Oslo y en la isla de Utoya. Creo, que en estos países la gente es demasiado confiada. Como puede ser que un solo tío mate a 86 personas a tiros?


Descansados y con desayuno incluido, por cierto, esto más que albergue es un hotel bastante decente. Habitación para nosotros solos y desayuno continental. Y de paso pues si cogemos algo más para echar el día pues nunca viene mal. Decidimos ni pararnos a ver la ciudad (si es que había algo más que ver). Y camino a Hannover.


Un saludo

2 comentarios:

  1. Ay, la vida de backpacker, qué única! Aunque últimamente ya estoy un poco mayor para ponerme a hablar con todo el mundo y de cualquier cosa (y más después de las palizas de ir a visitar sitios lol)... (-.-)

    Un abrazo!

    ResponderEliminar
  2. vaijes asi molan y merecen la pena sobre todo cuando ves.k.as pagado 3€ x el avion y el del al lado 100....jajajja

    ResponderEliminar