(Día 29)Suena el telefono. Me despierto. Salgo corriendo a por él. Estos son los días en los que te levantas con el pie izquierdo. Aquellos en los que no realizas tus acciones rutinarias en su orden.
- A? + Si dime (reconozco la voz de D) - He estado dandole muchas vueltas, llevo toda la noche pensando en ello, y creo que lo mejor es que lo dejemos. (A cuadros me acabo de quedar, y mis neuronas aún quitándose las legañas)
Si hace unos días me propongo aquello de “reir por no llorar”. Hoy lo mismo me cuesta un poquito más. Al curro como todos los días. Hoy decir día duro es quedarse corto. Sobrevivo. No digo nada a nadie, aunque B me pregunta si me encuentro bien.
- Estás más en tu mundo que de costumbre (y para que B diga eso, ya tiene que ser notable)
Por la tarde, esos momentos tan clásicos de: “¿la llamo o no la llamo?” ¿Y porqué no me llama ella? Joder, que complicadas son. Con lo fácil que es saber lo que piensa un hombre.
Suena el telefono.
- A? (me resulta graciosisimo que todo el mundo comience la conversación igual) + Si, dime (es B) - Tengo malas noticias + Pues si yo te contara... - Es que bueno... digamos que me he enterado de algunos detalles sobre G + Tú dirás - Estaba teniendo una aventura con D (A cuadros es poco)...
Que el mundo se pare que yo me bajo aqui.
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