(Día 32)
Me levanto, al salir al salón, hay algo montado con las piezas. ¿Pero que coño? Allanamiento de morada, con dos cojones. Sinceramente no entiendo mucho, pero tiene toda la pinta de una bomba.
No se si agradecerlo. ¿No quería una solución a lo del policia? ¿Esta es la solución? ¿Y despues de esto que? ¿Huir toda mi vida de la ley? Por el momento prefiero ni pensar en ello. Por lo pronto, voy a trabajar.
Los días se me vuelven a hacer interminables. Son domingos toda la semana. Vuelvo a ser llorica, lo siento. Cojo el paquete de tabaco y subo a la azotea a fumar. Como hacía hace unos años en “El despacho de Dumbledore” Simplemente miro al infinito. Ni siquiera pienso.
- ¿Estás jodido lo sabes? + jajaja - ¿Me das uno? (Se lo doy, el tabaco es algo que no se niega ni a los enemigos)
Yo nunca fui una persona impulsiva. Todo lo contrario, quien me conoce bien (que ha día de hoy creo que nadie), sabe que he dejado pasar mil oportunidades en mi vida. De las cuales me iba arrepintiendo poco a poco. No se si fue la serie de desdichas que me sucedian ultimamente las que me hicieron tomar esta decisión. Simplemente lo hice.
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