(Día 40)
Se hizo de día. Solo me quedaba por dar la vida. Había hecho todo lo posible para que no ocurriera pero sin ningún resultado. Saco el móvil y miro la hora. Solo quedan unos segundos. Para que? Solo el tiempo lo diría. 3…, 2…, 1…, 0… respiro hondo y miro al cielo (por mirar a alguna parte) veo el gran sol que aun brilla. Como esta primavera pocas, practicamente verano. Y más aún después de haber tenido que pasar por todo esto. Verano? Esto… horario de verano. Y me doy cuenta. El reloj del móvil marca la hora exacta, las 18:00 pero el de mi muñeca aún marca las 17:00. Toca sentarse a esperar. Y que Dios me pille confesado. Que un servidor ya está cansado.
Me tiro al suelo con las piernas cruzadas y apoyo la espalda contra la pared. Saco mi paquete de tabaco del bolsillo y compruebo que aún queda un último cigarrillo. No me matará uno más, y si es así hoy no importaba mucho. Por lo que disfruto de uno de los pequeños placeres de la vida que aún me quedan. Pongo la alarma del móvil para dentro de 55 minutos y cierro los ojos. Un sueñecito por lo menos me merezco.
Y en este sueño es cuando me doy cuenta. Solo yo sabía que tenía el reloj atrasado. Me levanto y comienzo a andar con la mochila a la espalda mientras disfruto este último cigarro del paquete. Pensaba que mi vida no merecía tanto la pena, yo creo que sí.
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