(Día 22)
No tuve ninguna señal más. Pero estaba claro que las “vacaciones” no podían durar indefinidamente. Esta mañana tras despertarme. Y valorar la calibrafía de aquel último “40”. Deduzco que no puede ser de mi chica. Aún así nadie sabe que estoy aquí. Me deberían haber puesto un localizador en el coche o algo parecido. Creo que no hay necesidad de pensar ese tipo de paranoias conspirativas de nuevo. Es momento de volver. Al fin y al cabo, ya no quedan tantos días para el 18 de mayo. Intentemos que “La ola que surge del último suspiro de un segundo, me trasporte mecido hasta el siguiente”.
Tras deshacer los 400 km y dejar a mi chica en su casa. Llego a mi piso. De vuelta a mi fria vida. Sinceramente, creo que no me ha dado tiempo a coger síndrome post-vacacional. Al fin y al cabo, mañana es fiesta. Se quedaron varios cabos por atar. Enciendo el ordenador. Esta vez, decido ignorar todos los correos y facturas pendientes y voy directo a la carpeta de Dropbox.
Dentro solo un archivo.
“Treasure island” (La isla del tesoro para los menos bilingües). Como no, otra pista la cual no tengo ni idea de como interpretar. Por cierto, ya me lo lei.
Por cierto, aún me queda otra por resolver. Aquella “R”. ¿Alguna más? Ya ni mi acuerdo.
Una vez más, ni puta idea. Estoy en esa fase en la que ni siento ni padezco. Ni me subyuga ni me afecta.
Voy al cajón de mi mesita de noche. La abro. Saco un paquete de tabaco. Hoy creo que es ese día en que todo fumador recae. Desde Noviembre de hace 2 años. Está seco. Muy seco. Pero aún así lo necesitaba.
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